El arte de mejorar la ortografía
En la batalla escolar por desbloquear o mejorar la ortografía, las normas con correspondencia unívoca en función del contexto, son uno de los aspectos difíciles a los que se enfrentan los niños. Es un desafío nada sencillo de superar.
Si llevas tiempo en el ámbito de la logopedia o la educación ya lo sabías y si llevas poco tiempo, pronto te darás cuenta de ello.
CA QUE QUI CO CU
GA GUE GUI GO GU
¿Por qué este aprendizaje se resiste tanto?
Estamos hablando de las reglas ortográficas, nos enfrentamos a un aprendizaje que no se basa en ninguna lógica. No se puede aprender haciendo deducciones. Es así y punto.
En castellano, la ‘g’ y la ‘c’, cambian su grafía cuando van seguidas de ‘e’ y de ‘i’. Aquí radica el verdadero desafío: la arbitrariedad de esta norma y de todas las normas ortográficas.
En entradas anteriores, os presenté la teoría PASS de la inteligencia, un marco teórico que descubrí gracias a la Fundació Carme Vidal Xifré de Neuropsicopedagogia hace ya más de una década. En ella se desglosa la inteligencia en cuatro procesos cognitivos fundamentales. En entradas del blog anteriores sobre las FFEE ya exploramos los procesos de atención y planificación; hoy nos adentraremos en los dos restantes, dos procesos enfocados a la memorización.
Ordenando la memoria en cajas (Secuencial/Simultáneo)
Imaginemos, simplificando bastante, que nuestra mente dispone de dos «cajas» de memoria, donde vamos a guardar lo que queremos aprender:
- La caja del PROCESO SECUENCIAL, almacena la información arbitraria y sobre todo la información de entrada auditiva. Esta es una caja pequeña con poco espacio para guardar cosas.
- La otra caja es muy grande. Es la del PROCESO SIMULTÁNEO y almacena todo aquello que se pueda razonar, que sea lógico o que le podamos encontrar un sentido. Conecta estrechamente con la información visual o que se pueda manipular y, habitualmente, los niños son muy hábiles utilizando este proceso.
Y ¿Qué pasa con las reglas ortográficas?
Sucede que las reglas ortográficas, generalmente, carecen de lógica, sólo se fundamentan en que nos han dicho infinitas veces que se hace así para que consideremos que esté bien escrito. Cuando nos explican estas reglas la información va directamente a la caja de memoria del PROCESO SECUENCIAL porque no podemos establecer relaciones entre estas normas y nuestros conocimientos previos.
El problema es que esta “caja”, suele ser más reducida en niños con dificultades de aprendizaje. Varias teorías lo explican y argumentan.
- ¿El tamaño de esta caja es el causante de las dificultades en los aprendizajes?
- ¿Las dificultades vienen por tener la caja pequeña? o ¿Tienen la caja pequeña porque tienen dificultades?
- ¿Que va primero el huevo o la gallina? Abramos este melón en otra ocasión.
Lo que sí que vamos a abrir hoy es un abanico maravilloso de posibilidades para mejorar la ortografía y los aprendizajes en estos casos.
Transfiriendo el aprendizaje a la «Caja Grande»
El Proceso “SIMULTÁNEO”
Imagina que decides guardar todos tus libros de cocina en el cajón de los cubiertos, cuando tienes una estantería espaciosa y vacía en la sala de estar. ¿Por qué apretar esos libros en un pequeño espacio, haciendo difícil acceder a ellos, cuando puedes exhibirlos cómodamente y al alcance de la mano en un lugar más adecuado?
Todo fluye mejor cuando planteamos actividades de manera que nuestros aprendices tengan las herramientas para llegar al éxito.
La clave está en conseguir que esta información arbitraria pueda tener algún sentido, que sea más visual, que sea percibida como lógica, para que así pueda ser almacenada en la «caja grande», donde hay más espacio. Aquí es donde nuestra creatividad como logopedas juega un papel crucial.
Vamos a ver 3 ejemplos que muestren cómo convertir la información arbitraria en información “que se pueda visualizar o manejar”:
El cuento de “El rey Quique” (1)
La historia del Rey Quique sirve para memorizar la norma ortográfica que dice que las vocales “e” “i” son las únicas que se escriben con “QU” y no con “C”
(el truco se amplía también a la letra “g” en: ga, gue, gui, go, gu)
¿Conoces a alguien que se llame Eric o Eli? (2)
Otro recurso que da sentido a esta norma arbitraria es explicarle al alumno que normalmente todas las consonantes producen el mismo sonido independientemente de la vocal con la que vayan acompañadas, pero en este caso con la E y la I la C se escribe diferente. Pregúntales si conocen a alguien que en su nombre tenga exclusivamente esas dos vocales, si es así, será más fácil recordar que con las vocales de Eric, Eli, Eider, Quique o Sergi esta letra cambia. Así habrán pasado esa norma ortográfica a la caja grande de memoria.
La familia feliz y los dos hijos rebeldes (3)
Explica a los niños que las consonantes siempre tienen cinco hijos, que son las vocales.
La ‘p’ le dice a su hijo ‘a’: di ‘Pa’, y el hijo dice ‘pa’.
Luego, pide a ‘e’ que diga ‘Pe’
Todos los hijos de P obedecen a su padre. Con la ‘M’ pasa igual.
Sin embargo, la letra ‘G’ no tiene tanta suerte. ‘a’, ‘o’ y ‘u’ obedecen y hacen el sonido del fonema /g/, pero los hijos ‘e’ e ‘i’ no hacen caso y producen el sonido de /j/.
Para asegurarse de que ‘e’ e ‘i’ obedezcan, el padre manda a “u”, su hijo mayor, que se ponga en medio; por eso escribimos ‘gue’ y ‘gui’.
Puede parecer raro al leerlo, pero yo explico esta historia con letras de goma y ya os digo que los niños la entienden.
También puedes dejar que los niños que inventen el truco que les funcione mejor.
Conclusión: Aprovechemos al máximo la «caja grande» (Simultáneo)
Trasladar la información de la «caja pequeña» a la «caja grande», no solo es útil para mejorar la ortografía. Se vuelve crucial al enfrentar muchos aprendizajes básicos del entorno educativo como: las correspondencias fonema-grafema, el nombre de los colores, los días de la semana, los meses del año, los números, etc. Para los niños cuya «caja pequeña» es literalmente más pequeña, estos conceptos representan un reto considerable.
Pero hay esperanza porque muchos enseñantes, intuitivamente, emplean estrategias que movilizan el uso de la «caja grande» en acciones como usar canciones, materiales manipulativos como juegos, asociar imágenes a las letras, reemplazar palabras por dibujos en las poesías, … Y funcionan porque lo que hace el profesional es cambiar de la caja pequeña a la grande los aspectos a memorizar.
Este ingenio facilita la memorización dotando de significado y de lógica a la información arbitraria.
Así es como el aprendizaje “cambia de caja”.